Nueva publicación

El árbol

Desde el primer momento, llamó su atención el gran árbol que parecía adormecerse sobre el tejado del caserón. Había pagado un  buen precio por él; en un terreno pequeño, bajo el amparo del aquel árbol imponente, el caserón parecía sacado de un viejo cuento. Algunas manos de pintura después, se veía más acogedor y luminoso. Unas cuantas plantas en el jardín y unos pocos arreglos de rigor, hicieron el resto. Le parecía mentira que fuese suyo; en las afueras de la ciudad, con la típica fachada colonial, sería perfecto para su proyecto... aunque todos pensaran que era una locura, irse tan lejos del centro porteño. 
El otoño transcurría bastante más cálido de lo acostumbrado, y el enorme árbol comenzaba a dejar caer sus amarillentas hojas; cada mañana, tenía la sensación de estar barriendo más hojas cada vez. El vecino le dijo que debía podarlo o se volvería loca juntándolas; pero pese a la poda, sus ramas seguían erguidas, inmensas, como queriendo alcanzar el cielo. Por fin, con la llegada del invierno, la lluvia dorada cesó y el gran árbol pareció invernar somnoliento sobre el techo del viejo caserón.
Las primeras lluvias primaverales, lo despertaron de su sueño y comenzó a vestirse de un verde intenso; pronto, sus ramas cubrían por completo el techo y comenzaban a caer sobre las paredes, como una cascada esmeralda; estaba maravillada, sacado fotos para sus redes, cuando sintió detrás suyo el suspiro de su vecino. Al voltear, la mueca dibujada en la cara del hombre, la estremeció; quiso preguntar, pero solo saludó sin mencionar siquiera el árbol. 
Unos días después al despertar, notó que las ventanas estaban totalmente cubiertas por las ramas de gran árbol. Salió con un machete y cortó el enramaje que las cubría. Se alejó un poco y miró el caserón cubierto por las ramas; era fascinante cómo lo cubría, envolviéndolo como una manta. Pensó que el verano sería mucho más fresco bajo la sombra de aquel árbol majestuoso.
A la mañana siguiente, las ramas habían vuelto a cubrir por completo las ventanas ; nuevamente, fue por el machete y abrió la puerta trasera para salir, pero las ramas la habían cubierto por completo. Fue hacía el frente, pero también estaba completamente cubierto por el follaje.
Con un suspiro comenzó a dar machetazos, tratando de abrirse paso... Golpeo una y otra vez, con fuerza. Pero era inútil, el enramaje era muy grueso y por más que cortaba una y otra rama, no conseguía ver nada fuera del verde intenso de aquel gran árbol... 

Imagen creada con IA



Te espero en InstagramXFacebookYouTube y Pinterest

Comentarios